Si sus ojos azules me pudieran ver fijamente a los míos de nuevo, si su mano tomara nuevamente la mía estoy segura que vería rodar lágrimas por sus mejillas.
Pero mi papá cabalga en su caballo, ve partidos de fútbol, juega golf y cuida a Titina, y cada tarde cuando juegan Rummiku y toman una cervecita Polar y una Cocacola, hablan de todo, de la vida, de lo bueno y de lo malo. Le cuenta sus cuentos y chistes picantes, le cuenta como lo bailado nadie se lo quitó. Canta rancheras. Mira Titina la toma firme de la mano y se filtra con amor dentro de ella mirándola a los ojos; diciéndole orgulloso cuanto la quiere, haciendo de cada cosa que sucedió una lección, y con un apretón de manos siempre le dirá que ella tome decisiones, responsablemente. Y Titi muy segura lo hará porque sabe que tiene a Abuelo Pechi a su lado.
Brindémos por ellos! Salud!