A cuatro meses...


El 4 de Octubre ya hacen cuarto (4) meses. Titina quería salir a divertirse e ir a una fiesta. Ese día, tal como ella lo argumentó para que la dejáramos salir, había pasado el día en familia con su hermano Luis Alejandro y su tío Daniel y Alex en la lancha. Ella dijo: “La pasamos muy bien, pero ahora quiero salir con mis amigos a la fiesta.” Para ella, ya había cumplido con su cuota del día. Insistió, y nunca volvió.
Ahora, cada fin de semana, Carlos y Luis A. después de haber estado con nosotros durante el día, haber jugado al golf con su papá o haber ayudado a su mamá a limpiar la casa, o cualquier otra cosa vienen naturalmente a pedir permiso para salir a divertirse con unos amigos. Piden permiso para ir al cine, a patinar en hielo, a ir a casa de un amigo a jugar video juegos, y/o salir a comer. Suena bien, pero al pasar las horas, hacerse tarde, estar solos, empezar a tener sueño, nos embarga el temor, y a Luis, mi esposo, pánico. Si fuera por él ellos no saldrían nunca más...
Sin embargo, la lógica dice que ellos deben salir como cualquier adolescente lo hace. Y en realidad debo decir que ellos nunca nos piden hacer algo loco, tan solo piden hacer actividades que son normales. Y no siempre muy contentos, pero obedientemente, cumplen con las condiciones que nosotros les pedimos como tienes que decirme con quienes van, deben regresar a más tardar a las 11pm o a la 1pm (dependiendo de la actividad), quien maneja, llámame cuando llegues al lugar, repórtate a tal hora, y todas esas exigencias y preguntas típicas que los padres hacemos.
Concientes de lo que piden es normal, y Luis pasando por muchas horas de insomnio, cada fin de semana nos quedamos con el corazón en la garganta y los dejamos salir.
Carlos, hasta ahora, ha demostrado ser un conductor responsable, quien a pesar de su edad siempre mantiene una actitud apacible, no toma, no se va de rumba cada noche. Luis Alejandro sale con sus amigos y no inventa mucho, pero le encanta una fiesta.
El fin de semana pasado, tal como podría esperarse a su edad Carlos nos pidió que quisiera ir a un lugar nocturno, celebraban el cumpleaños de una compañera de clases. Yo me dormí como a la 1 AM y Luis como a las 3AM lo llamó y le dijo que se iba a acostar con el teléfono bajo la almohada que llamara cuando saliera del lugar. Llamó al salir, nos despertó al llegar a las 4 AM, y después de yo decir un poco de incoherencias producto de mi somnolencia dormimos en paz.
Así son nuestros típicos fines de semana. Luis está trabajando un poco más su paciencia y tolerancia y y6 creo que poco a poco sus horas de insomnio se volverán más cortas.

1 comentario:

Unknown dijo...

mas llanto.....

pero tambien una manera bonita de estar mas cerca de uds...

Q duro y q dificil....

mas cariños = - )